Tuesday, December 25, 2007

Porque avces hay quien diga mejor lo que tu sientes

Quien me conoce sabe que soy lento. Soy tardo en todo menos en mi pensar, que no siempre lo alcanzo. Sé que todo llega (o no): Es decir, todo lo que tiene que llegar llegará, todo lo que tiene que ser será.

No es abandonarse a un destino predefinido, sino ajustarse al devenir de la vida, dejar que la historia marque los surcos, dejar que el viento, el sol y el agua, embellezcan las arrugas. Saborear los momentos. Sorber cada rayo de sol, cada gota de lluvia, cada mota de noche.

No hay mayor tontería que morirse pronto por haber aprovechado la vida.

Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar... escribía el poeta. No forcemos la máquina. Que cada paso justifique el anterior y apoye al siguiente. Seamos más felices con nuestras huellas que ya se han grabado en la arena que al vislumbrar la meta que nos espera.

Sabemos desde hace tiempo que el norte no es un punto sino una dirección. Avancemos pues sin anteojeras y tumbémonos en la hierba de vez en cuando, al pie de un sicomoro. Vindiquemos la vida contemplativa. Se contaba de un vago que madrugaba para estar más tiempo sin hacer nada.

Hay suficiente metafísica en no pensar en nada, decía Caeiro.

No digo que perdamos el tiempo (que puede rozar el pecado), sino saborear el tiempo que es nuestro; parar la maquinaria; hacer huelga de brazos caídos; y contemplar las formas de las olas y las nubes. No hablar, no ver la tele, por supuesto, ni siquiera leer, sólo mirar por la ventanilla al paisaje que pasa y, cuando lleguemos a la última estación, comprar el billete de vuelta. Es como ponerse un día a fruta.


Texto extraido de: http://volandovengo.blogia.com/

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